viernes, 4 de febrero de 2011

Alerta ecológica en el Amazonas

La Amazonía sufre la mayor sequía desde hace 100 años. En los próximos años, la floresta podría emitir 5 mil millones de toneladas de CO2.
foto: 2peru.info
La Amazonía de América del Sur, santuario ecológico de la Humanidad que cuenta con el 25% del agua potable del mundo, se está secando. Los millones de árboles muertos por la falta de lluvias podrían emitir en los próximos años 5.000 millones de toneladas de C02, en vez de absorver los gases de efecto invernadero lanzados a la atmósfera, según aparece en un estudio del Instituto de Investigaciones Ambientales de Amazonia ( Ipam) y de la Universidad de Leeds en Inglaterra, publicado por Science.
Y se trata del 80% de la selva amazónica aún conservada, no de la desforestada. El Negro, uno de los principales afluentes de la Amazonia, ha bajado al menor nivel de su historia. Comunidades enteras que vivían en sus márgenes han sido desalojadas y muchas de ellas han quedado aisladas sin agua y sin luz.
Al mismo tiempo, los ambientalistas y científicos temen que en los próximos meses de marzo y abril, otro fenómeno, opuesto, el de fuertes tempestades como las sufridas en 2005, cuando las lluvias asociadas a vientos de 140 kilómetros por hora arrancaron 663 millones de árboles, pueda repetirse, por lo que se ha lanzado una alarma.
En ese mismo 2005, la sequía que había acabado con millones de árboles hizo que la selva se hiciera más
vulnerable a las tormentas. El miedo es que pueda ocurrir lo mismo este año, en el que medio Brasil se ahoga en las lluvias con más de mil muertos y otro medio sufre la tragedia por la sequía que dura meses.
El temor de los expertos es que ambos fenómenos extremos -sequía y lluvias torrenciales- puedan acabar dañando definitivamente el bioma de aquella zona, uno de los más ricos del planeta, lo que supondría una pérdida irreparable. Basta recordar que la Amazonia brasileña concentra 100 billones de toneladas de carbono, la misma cantidad de la emitida por toda la Tierra en diez años. Los científicos sugieren en el artículo que si las sequías se hacen más frecuentes, el Amazonas dejará de funcionar como un sumidero de las emisiones producidas por el hombre, tal y como ha sido hasta ahora.
La pregunta del millón es cuál es el motivo real de esa tragedia de sequía y tormentas sufridas por la Amazonia. Ningún científico ha sido capaz hasta ahora de dar una respuesta definitiva. Se acusa a los efectos del Niño, que actuó el año pasado y que ciertamente produjo sus efectos negativos, así como a una oscilación del Oceano Pacífico. Pero según declaraciones al diario O Globo del climatologista Marcos Heil Costa, harán falta aún muchos estudios para entender lo que está ocurriendo en la Amazonia.
La previsión, sin embargo, compartida esta vez por todos los climatologistas es que en las próximas décadas, la Amazonia, que ya sufre la mayor sequía desde hace cien años, seguirá sufriéndola, especialmente en los Estados de Mato Grosso y Pará, que ya están sufriendo una sequía persistente desde hace seis meses. Más aún, un aumento de la sequía como la que está en curso, llevaría a convertir a la frondosa Amazonia en una triste sabana. Sin vegetación, la Amazonia recibiría menos nubes, mientras que otros fenómenos como el Niño o el calentamiento del Océano Atlántico alejarían las nubes de aquella zona, fundamental para el equilibrio del Planeta.
Sequías inusuales
El autor principal de la investigación, Simon Lewis, de la Universidad de Leeds, afirma en una nota distribuida por el servicio de noticias científicas Eurekalert: "Observar dos eventos de esta magnitud en un periodo de tiempo tan breve es extremadamente inusual, pero por desgracia es un hecho que concuerda con los modelos climáticos que proyectan un futuro oscuro para la Amazonia".
La cuenca del Amazonas abarca terrenos de seis países sudamericanos y cubre una extensión de hasta siete millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a 14 veces España. Otros estudios de la Universidad de Leeds habían estimado que esa amplia zona de bosque ecuatorial funciona como un receptor de CO2 atmosférico y en años meteorológicos normales llega a absorber unos 1.500 millones de toneladas. Aunque en muchas partes del Amazonas también se emite CO2 debido a la deforestación, las talas y los fuegos, el saldo total es positivo. La cuenca contribuye así a frenar el calentamiento global ya que funciona como receptora de los gases de efecto invernadero producidos en otros lugares.
Descomposición de árboles
Los científicos creen que, debido al estado de estrés que ha sufrido la selva durante este periodo de falta de lluvias, no va a ser capaz de absorber CO2, tal y como hace habitualmente. Eso ocurrió en 2010 y también pasará en 2011. Además, aseguran que en los próximos años el Amazonas emitirá unos 5.000 millones de toneladas de carbono provenientes de los árboles muertos que entrarán en fase de descomposición.
El doctor Brando, afirma: "No podremos saber exactamente cuántos árboles han muerto hasta que no completemos el trabajo de observación directa en el campo. Puede ser que muchos de los árboles más sensibles a la sequía ya murieran en 2005, lo que podría reducir el número de los desaparecidos en 2010. Pero por otro lado, la primera sequía pudo dejar debilitados un gran número de ejemplares, y éstos quizá no han resistido el segundo golpe recibido en 2010". Según el científico, el estudio debe verse como una "estimación inicial". De hecho, el cálculo de emisiones no incluye las proveniente de los fuegos, que se extendieron por numerosas áreas durante los días de calor y falta de agua. Esos fuegos liberaron grandes cantidades de carbono de forma súbita". Algunos modelos climáticos indican que las sequías en el Amazonas como consecuencia del calentamiento global.
El doctor Lewis añade: "La sucesión de dos sequías extremas e inusuales en menos de una década sirve de sobra para anular el CO2 absorbido por los bosques intactos durante ese mismo tiempo. Si fenómenos como éste empiezan a ocurrir más a menudo, la selva amazónica llegará a un punto en el que dejará de ser un valioso almacén de carbono capaz de ralentizar el cambio climático a convertirse ella misma en un punto de emisión capaz de acelerar el fenómeno".
Todavía hay considerables incógnitas sobre el impacto del cambio climático en el Amazonas. Este nuevo estudio se añade a un cuerpo de evidencias que sugieren que las sequías severas se harán más frecuentes, acarreando importantes consecuencias para los bosques amazónicos. Si los gases de efecto invernadero contribuyen a las sequías del Amazonas, que a su vez provocan incendios y muerte de árboles que producen CO2, este es un proceso de retroalimentación sumamente preocupante", dicen los autores.
(fuentes: ElPais.com, ElMundo.es)

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